Los elefantes son los animales mamíferos terrestres más grandes de nuestro planeta. Actualmente, se conocen dos especies diferentes: el elefante africano y el elefante asiático, cada una de ellas con distintas subespecies, algunas extintas. Descendientes directos de los mamuts y los mastodontes, los elefantes han sido capaces de adaptarse a una gran variedad de ambientes como altas zonas montañosas, sabanas, desiertos, valles y bosques tropicales. El rasgo más distintivo de los elefantes es su alargada trompa, un músculo sin huesos que utilizan para recoger alimentos, emitir sonidos e identificar olores y sabores.
Tabla de contenidos
Tamaño: 2,7 – 3,5 m
Clase: Mammalia
Orden: Proboscidea
Nombre científico: Elephantidae
Número de especies: 2
Peso: 3500 – 6500 kilogramos
Longevidad: 48 – 70 años
Alimentación: Herbívora
Dieta: Frutas, ramas, hojas
Reproducción: Vivípara
Distribución: África, Asia
Período de gestación: 18 – 22 meses
Origen: Después de la Era del Cataclismo
Músculos en la trompa: 400.000
Con respecto a los colmillos, estas estructuras forman parte de sus huesos, y no es extraño ver que los ejemplares presentan un colmillo más alargado que el otro.
Esto es debido a que, similar como ocurre con los humanos que pueden ser diestros o zurdos, los animales utilizan un colmillo con más frecuencia que el otro. A pesar de su considerable tamaño, los elefantes pueden alcanzar velocidades superiores a los 40 km/h. La altura de estos animales oscila sobre los cuatro metros, y en cuanto a sus orejas, estas tienen la capacidad de autorregular la temperatura del animal, ya que presentan una red abundante de vasos sanguíneos.
Para comunicarse con sus compañeros a kilómetros de distancia, los elefantes son capaces de emitir sonidos a baja frecuencia que no sólo viajan por el aire, sino también por la tierra, y son percibidos a través de sus enormes patas. Por otra parte, los elefantes poseen una piel arrugada con poca presencia de pelo, y en cuanto a la trompa del elefante, está compuesta por unos 10 000 músculos que le permiten hacer la función de brazo, nariz y mano.
Los elefantes son animales pesados desde el primer momento en el que nacen. Con sus 22 meses de gestación, la cría en el momento en el que nacen van a pesar nada más y nada menos que 98 kilos aproximadamente, en cuanto van pasando las semanas, esta cifra va a verse doblada y triplicada gracias a la alimentación que le suministra la madre y también de la que van a ir tomando de su entorno. Cuando ya el elefante pasa a fase adulta puede llegar fácilmente a pesar 5 toneladas de peso, aunque los más adultos y de más edad pueden tocar casi las 7 toneladas.
Los elefantes viven siempre en manadas guiadas por una matriarca.
Los elefantes, tanto los africanos como los asiáticos, comparten un mismo orden, Proboscidea, que aunque en el pasado aglutinaba a 350 especies, hoy en día, solamente tienen como miembros a la familia Elephantidae. Como curiosidad, podemos decir que la palabra elefante proviene de la cultura grecolatina, siendo “elephas” un término con el que se denominaba una bestia o ciervo cornudo del pasado. Por otra parte, la terminación “ele” y “fante” significa “gran arco”, una denominación que alude a los enormes colmillos de estos maravillosos animales.
Como mencionábamos al comienzo, el mamut es el pariente más cercano de los elefantes actuales, los cuales, a lo largo de la evolución del elefante perdieron la abundante capa de pelo que rodeaba a los mamuts. Un dato curioso es que, aunque estamos acostumbrados a pensar en los elefantes como animales muy grandes, existen evidencias arqueológicas que dan a conocer animales de esta especie con un tamaño similar a la de los cerdos durante el período prehistórico.
Similarmente, es asombroso conocer que los elefantes guardan cierto parentesco con los manatíes. Los elefantes actuales difieren mucho de los primeros ejemplares. Durante los cambios de temperatura ocurridos, estos animales reemplazaron su pelaje por una piel dura que les permitió habitar en regiones áridas y calurosas.
Al mismo tiempo, sus trompas también sufrieron modificaciones, debiendo incrementar sus habilidades para interactuar con el medio ambiente y sobrevivir. Durante todo este período, hace 50 o 60 millones de años atrás, los elefantes adquirieron un nivel de adaptabilidad sorprendente. Sin embargo, el proceso evolutivo no estuvo a la par de los factores externos, y por tal razón, hoy en día existen muchas especies extintas.
Los elefantes son capaces de adaptarse a una amplia variedad de hábitats y condiciones. Casi siempre puede vérseles en las praderas africanas, aunque no es extraño avistarlos también en sabanas, bosques y áreas con alguna fuente de agua cercana. Al mismo tiempo, los elefantes también gustan de revolcarse en el lodo o aplicarse una “ducha de polvo” muy necesaria para mitigar el efecto de los rayos solares y las picaduras de insectos.
La gran mayoría de ejemplares africanos que existen en la actualidad se encuentran en parques protegidos, aunque muchos de ellos prefieren emigrar a lo largo del año, especialmente cuando la destrucción de su hábitat a manos del hombre se hace inminente. En cuanto al elefante asiático, estos animales poseen poblaciones en algunos bosques tropicales asiáticos de China y la India.
Especialmente viven cerca de lugares con una fuente de agua.
Los elefantes son animales de naturaleza herbívora, por lo que su dieta se compone principalmente de hierbas, cortezas de árboles, pequeños arbustos, plantas y frutas. En la mayoría de las ocasiones, un ejemplar adulto podrá ingerir hasta 250 kilogramos de comida al día. Cuando nacen, las crías solamente se abastecen de leche materna, pero a los dos años de edad pasarán a complementar su alimentación con frutos, ramas y hojas caídas, pequeñas cortezas de árboles, etc.
Evidentemente, el gran tamaño de estos animales y la habilidad de su hermosa trompa les permiten alcanzar alimentos en las zonas más altas e inaccesibles de los árboles. Generalmente, un ejemplar adulto envuelve con su trompa la rama de los árboles o el tronco, y lo sacude violentamente para que los frutos caigan al suelo y sus crías se alimenten.
No obstante, también pueden derribar el árbol por completo. Durante todo un día, 16 horas se dedican exclusivamente a la alimentación, ya que su cuerpo apenas procesa un 50% de los alimentos que ingiere. Asombroso resulta además que los elefantes beban hasta 15 litros de agua de una sola vez.
Cuando dos ejemplares del sexo opuesto se aparean, comienzan por la etapa de cortejo, que aunque no suele tomar mucho tiempo, consiste en frotar sus cuerpos y entrelazar las trompas. Generalmente, la hembra ofrecerá resistencia al macho, debiendo este perseguirla para concluir el apareamiento.
Cuando un macho se encuentra listo para la reproducción comenzará a batir sus orejas para propagar su aroma y atraer a las hembras. A los 14 años de edad, las hembras alcanzan su madurez sexual, mientras que los machos entre 40 y 50 años son los que más oportunidades presentan para aparearse (ningún ejemplar joven se atrevería a enfrentárseles).
Asombrosamente, el período de gestación de los elefantes es de 22 meses, por lo que no es de extrañar que nazcan pesando hasta 150 kilogramos. No obstante, cuando nacen, las nuevas crías son completamente ciegas y necesitarán del cuidado de su madre, sobre todo para desplazarse. Habitualmente, las crías necesitarán hasta 10 litros de leche de manera diaria.
Son los machos adultos los que más probabilidad de procrear tienen.
Los elefantes son animales sociales que viven en manadas. Para comunicarse entre ellos, emiten una serie de sonidos característicos que les permite transmitir sus emociones. Cuando un elefante barrita, significa que está asustado o que corre peligro, algo que quizás emplean además para alertar a los miembros de su grupo.
En el caso de los elefantes africanos de sabana, estos presentan una inteligencia asombrosa, en parte gracias a las dimensiones de su enorme cerebro. Generalmente, una manada de estos elefantes se compondrá mayormente de hembras y sus crías, aunque ocasionalmente pueden hacerse acompañar por un macho adulto. En el caso de los machos, estos pueden fusionarse con las hembras durante la fase de reproducción, e incluso, se tienen registros de más de 100 individuos dentro de un solo grupo.
Cuando un elefante se encuentra demasiado viejo y convalece, el resto de la manada suele acomodarse a su alrededor para acompañarlo durante el tránsito hacia la muerte. Por otra parte, con respecto a los elefantes asiáticos, los ejemplares del sexo masculino sufren de un estado llamado must, en el que el animal pierde la cordura y adopta un comportamiento sumamente agresivo. Generalmente, el must no suele tomar más de un mes.
Si analizamos el tamaño tan impresionante de los elefantes, no nos extrañaría que apenas presenten depredadores en la naturaleza, excepto quizás por el propio ser humano. Codiciado desde tiempos inmemorables por su carne y sus colmillos, los elefantes han sido víctimas de una explotación desmedida por el hombre.
En el pasado siglo, era una práctica deportiva muy común el cazar a estos animales, además de destruir su hábitat natural para llevar a cabo tareas de urbanización y cultivos. A finales de la década de los 80 del siglo XX, comenzaron a promoverse algunas leyes a favor del elefante que condenaban la caza ilegal y el tráfico de marfil. Esto se debió principalmente a que los elefantes vieron mermada su población de millones de ejemplares hasta unos pocos miles.
Según las estimaciones realizadas, el ritmo de matanza de los elefantes hubiese provocado su total extinción en el año 1995. No obstante, y dado el elevado precio del marfil en el mercado negro, hoy en día la caza furtiva del elefante no ha cesado, por lo que se trata de una especie constantemente en peligro de extinción.
Como parte del ecosistema, los elefantes desempeñan un papel esencial en el equilibrio y el mantenimiento del medio ambiente. Por ejemplo, cuando consumen frutos con semillas y se desplazan grandes distancias, son capaces de dispersar las semillas en otras áreas, incluso hasta 60 kilómetros desde el origen. Esto supone una gran importancia para enriquecer el hábitat y contribuir al mantenimiento de otras especies de animales.
El estiércol es un buen abono y dispersador de semillas.
Al mismo tiempo, el estiércol de los elefantes actúa como un abono natural sumamente efectivo para la vegetación, proporcionando minerales y nutrientes que contribuyen a la salud del suelo y el desarrollo de los cultivos. Para algunas especies, el estiércol de estos animales supone una fuente importante de alimentos, e incluso para algunos insectos y ranas representa un pequeño ecosistema donde desarrollarse. Los elefantes también son excelentes rastreadores de agua, ya que son capaces recorrer grandes distancias en busca de este líquido, y con ello, ayudar a otras especies, incluidos los humanos. Lee más en nuestra enciclopedia animal.
Aunque en el pasado existieron más de 350 especies de elefantes, hoy en día sólo existen dos. Los elefantes africanos se dividen en especies de sabana y de selva, mientras que los asiáticos contienen cuatro subespecies: el elefante de Malasia, el elefante de Sumatra, el elefante de la India y el elefante de Sri Lanka.
Documental sobre la vida de los elefantes.
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