La relación de una iguana con su dueño depende del grado de familiaridad y confianza con su dueño. Por lo general, son animales tranquilos y pasivos pero pueden reaccionar de forma violenta cuando invaden su espacio o sienten miedo.
Lo ideal es obtener la iguana desde que es pequeña para que sea más fácil domesticarla. Asimismo, es recomendable elegir una hembra en lugar de un macho, pues estos últimos son más agresivos.
La iguana hembra brinda la posibilidad de tener otra iguana hembra en casa, pues los machos son muy territoriales cuando alcanzan la madurez sexual, a partir de los 16 meses. Por esto no es apropiado juntar dos machos, como tampoco mezclar una hembra y un macho si no queremos obtener descendencia.
Con su cuerpo, la iguana emite un grupo de señales que indican cómo se sienten y reaccionan ante la presencia de un extraño.
Por ejemplo, las iguanas además de usar la lengua para explorar el medio circundante, suele lamer a quien la toca en señal de relajamiento. Por el contario se siente amenazada, o con miedo, puede morder e incluso golpear con su cola.
Los ejemplares machos suelen mover la cabeza arriba y abajo cuando están enfadados o algún intruso penetra su espacio, sin consentimiento. Asimismo, pueden extender la papada para aparentar ser más grandes cuando se sienten amenazados.
La sumisión, tolerancia y el medio pueden evidenciarse cuando cierran uno o ambos ojos al acercarse una persona u otra iguana.
Por su parte, el color de una iguana puede variar según la edad, el sexo y las circunstancias ambientales a que se exponga. Un individuo en reposo advierte un oscurecimiento de la piel, como parte de su intento por absorber más calor.
Los machos en plena madurez sexual poseen tonos anaranjados, mientras los dominantes ostentan colores más claros y brillantes que el resto. En cambio, las enfermas y débiles advierten colores más oscuros de lo habitual en la piel de una iguanas.
Las iguanas también pueden estornudar pues poseen glándulas nasales, las cuales les permiten eliminar sal disuelta a través de un fluido transparente.
De igual forma, es normal que los individuos coman los excrementos de otras iguanas. Esto tiene como propósito adquirir la flora intestinal. También es posible observar cómo los machos montan objetos como si fuera un ejemplar de su especie vivo.
Las iguanas, al igual que el lagarto, desprenden su cola cuando se le tira de ella. Evidentemente, dicha acción es en defensa de sus enemigos.
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