El British Shorthair es una de las más razas de gatos más antiguas de Europa. Su origen viene de cruces entre los gatos que llegaron a Britania con los romanos y los gatos nativos de la isla, hace más de dos mil años. A finales del siglo XIX, se perfila la raza British Shorthair haciendo cruzas entre los gatos callejeros más bonitos.
El resultado es un gato más bien grande, con un cuerpo fuerte, compacto y musculoso, una espalda ancha (al igual que su lomo, tórax y cuello) y una cola corta, aunque proporcionada. Sus patas, cortas, robustas y potentes, terminan en unos redondos pies.
En su ancha y redonda cabeza podemos ver un hocico corto, recto y ancho, y unos ojos, grandes y redondos, de color cobre o naranja. Su corto pelaje no está adherido al cuerpo, y es más denso y sedoso que el de un gato común de pelo corto. El color más conocido del manto de los British Shorthair es el azul (British Blue), aunque pueden presentarse todos los colores uniformes, bicolores, tricolores y atigrados.
El carácter de esta raza es tranquilo, hogareño y familiar. No llegan a ser gatos empalagosos y/o pegajosos, pero sí disfrutan de la compañía de sus dueños. En sus orígenes eran excelente cazadores, y aún hoy siguen manteniendo ese instinto cazador.
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