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Lémure

Lémure

Los lémures saltaron a la fama gracias a la ya mítica película de dibujos animados Madagascar, donde eran unos consumados bailarines. Estos primates de cola anillada solo se encuentran en la isla de Madagascar y deben su denominación, puesta por el célebre naturalista Linneo, a unos seres etéreos de los mitos romanos, a causa de que tienen, como ellos, costumbres nocturnas, ojos muy brillantes y chillidos espantosos.

Cómo llegaron los lémures a Madagascar

Era un misterio para los científicos cómo llegaron hasta allí los lémures. Para resolverlo, durante mucho tiempo se postuló la existencia de un continente perdido, a la manera de la Atlántida, en medio del océano Índico, que habría servido de plataforma para estos animales. Y en su honor se llamó Lemuria.

La moderna geología y la tectónica de placas han demostrado que esto es imposible, pero la historia tiene un precioso halo romántico. Ahora se sabe que llegaron por medio de balsas de vegetación hace más de 60 millones años y se dispersaron por la isla tras cruzar el canal de Mozambique. Actualmente hay unas cien especies vivas de lémures; algunas se han ido extinguiendo por la selección natural. Por ejemplo, cuando llegaron los humanos había lémures tan grandes como un gorila, pero se fueron adaptando al medio.

Características de los lémures

Características de los lémures

Estos animales varían mucho en tamaño: los más pequeños pueden pesar solo 30 gramos y los mayores hasta nueve kilos. Como animales que son, tienen unas peculiaridades básicas: uñas en lugar de garras (salvo alguna especie) y pies y manos de cinco dedos con pulgar que se puede oponer a los demás dedos, permitiendo así el agarre y el uso de objetos. No obstante, tienen una relación entre el cerebro y la masa corporal más pequeña que los primates de tipo antropoide como el chimpancé o el orangután. La nariz, de la que se dice que la tienen «húmeda», juega un papel muy importante para ellos, ya que son muy sociales y se comunican entre ellos por medio de sonidos vocales y aromas, en lugar de con señas que se puedan ver. Aunque tienen un campo visual amplio, no lo utilizan demasiado, y algunos son magníficos saltadores.

Casi todos son herbívoros y comen las hojas y las frutas de los árboles, aunque unos pocos optan por otras dietas. Otros se especializan y varias especies distintas pueden compartir un bosque solo debido a que cada una va por su lado y no se molestan entre ellas. Necesitan poco alimento para sobrevivir (su metabolismo basal es bajo), tienen momentos de descanso (parecido a la hibernación de los osos) y otros en los que se reproducen. Algunas especies forman matriarcados sociales.

Los lémures se han adaptado muy exitosamente a las duras condiciones de vida en Madagascar, que tiene un clima en el que fluctúan mucho las estaciones. Almacenan grasa en el cuerpo, se unen en grupos pequeños y viven activos tanto de día como de noche. No hay diferencias físicas apreciables y los machos compiten sin demasiados problemas por las hembras. Después de que llegaran los humanos, se fueron retirando dentro de la isla a medida que los bosques en los que vivían pasaron a ser pastos y campos de arroz tras haber sido quemados y hoy en día apenas ocupan un 10 % de Madagascar, un área de unos 60 mil kilómetros cuadrados. Se encuentran sobre todo en la costa del este, donde hay más selva tropical, variedad de flores y más precipitaciones.

Cría de lémur

Depredadores de los lémures

Los lémures están en grave peligro de conservación. Casi un 90 % de los bosques en los que vivían ya no existen a causa de la tala o el cambio climático, con lo que su número ha caído sin remedio a causa del empequeñecimiento de su hábitat. Además, es también bastante relevante la aparición de especies invasoras que antes no existían en la isla: gatos, ratas, perros… Estos animales empujan a los lémures hacia sitios más recónditos aún, dejándolos sin plataformas de crecimiento para desarrollarse más.

Asimismo, hay quien se los come como aperitivo, una costumbre muy dañina que los empuja aún más hacia la extinción. El Gobierno de Madagascar, que es un país independiente, ha tomado algunas medidas al respecto para aumentar su población, que han tenido un discreto éxito al recobrar hábitats para estos bellos animales. A ello hay que sumar el ímprobo esfuerzo de numerosos biólogos, zoológicos y entidades proteccionistas a nivel mundial que están ayudando a proteger a los lémures.

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